sábado, 28 de febrero de 2009

El Evangelio de Judas

¿A cual de los nuevos evangelios hay que hacerles caso?, ¿Por qué la iglesia considera más válidos unos que otros?

Evangelios Sinópticos: El término evangelios sinópticos es utilizado para hacer referencia a tres de los evangelios canónicos, en concreto los de Mateo, Marcos y Lucas, entre los cuales existen grandes afinidades.”

Evangelio apócrifo o extracanónico es el nombre dado a escritos surgidos en los primeros siglos del cristianismo en torno a la figura de Jesús de Nazaret y que no fueron aceptados por la ortodoxia católica,

Se les dio el nombre de evangelio por su aspecto similar a los cuatro evangelios admitidos en el canon del Nuevo Testamento. Sin embargo, muchos de ellos no tienen un estilo evangélico, ya que no son utilizados para anunciar una Buena Noticia (esto es lo que significa etimológicamente Evangelio). Algunos de estos escritos surgieron en comunidades gnósticas”

Gnosticismo: Doctrina filosófica y religiosa de los primeros siglos de la Iglesia, que pretendía tener un conocimiento de las cosas divinas a través de la intuición y no de la razón o la fe

Agnosticismo: Doctrina filosófica que niega al entendimiento humano la capacidad de llegar a comprender lo absoluto y sobrenatural: el agnosticismo, a diferencia del ateísmo, no niega la existencia de Dios.

Fuente el Evangelio de Judas, editado por Rodolphe Passer, Marvin Meyer y Gregor Wurst, (Nacional Geographic)

“Pero tú los superaras a todos ellos, porque tú sacrificarás el cuerpo en el que vivo.”

“Sus altos sacerdotes murmuraban porque él se había ido a la habitación de invitados para su plegaria. Pero algunos escribas estaban allí vigilando atentamente para poder prenderlo durante la oración, pues estaban preocupados porque todos lo veían como un profeta.
Se acercaron a Judas y le dijeron: ¿que haces aquí? Tú eres un discípulo de Jesús.
Judas les respondió como ellos querían. Y él recibió algún dinero y les entregó a su maestro.”

viernes, 13 de febrero de 2009

Un mundo sin fin

En la punta de la aguja había una cruz. Desde el suelo parecía pequeña, pero Caris vio en ese momento que era más alta que ella.
—Siempre hay una cruz en la punta de la aguja —Explicó Merthin—. Es una convención arquitectónica. Aparte de eso, cada prática varía. En Chartres, la cruz tiene una imagen del sol. Yo he hecho algo distinto.
Caris la miró. En la base de la cruz, Merthin había colocado un ángel de piedra del tamaño de una persona adulta. La figura arrodillada no estaba mirando a la cruz, sino hacia el oeste, a la ciudad. Al contemplarlo con mayor detenimiento, Caris vio que los rasgos del ámgel no eran convencionales. La redondeada cara era sin duda femenina y le resultaba familiar, con esos rasgos definidos y ese pelo corto.
Entonces se dio cuenta de que se trataba de su propio rostro.
Se quedó perpleja.
—¿aceptarán que lo dejes? —preguntó.
Merthin asintió en silencio
—Media ciudad ya piensa que eres un ángel.
—Pero yo no —respondió ella.
—No —dijo él con su habitual sonrisa que a ella tanto le gustaba—. Pero tú eres lo más parecido a un ángel que yo haya visto.
De pronto se levantó una ráfaga de viento. Caris se agarró a Merthin.
Él la abrazó con fuerza, aguantándose con segridad sobre los pies separados. La ráfaga remitió con la misma prontitud con que había empezado, pero Merthin y Caris siguieron fundidos en un abrazo, encaramados a la cima del mundo, durante largo tiempo.


Ken Follett

miércoles, 28 de enero de 2009

Cambalache

Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé,
en el quinientos seis y en el dos mil también;
que siempre ha habido chorros,
maquiávelos y estafáos,
contentos y amargaos, valores y dublé.
Pero que el siglo veinte es un despliegue
de maldá insolente ya no hay quien lo niegue,
vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo todos manoseaos.

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.
¡Todo es igual, nada es mejor,
lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao...
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia junto a un calefón.

Siglo veinte, cambalache, problemático y febril,
el que no llora no mama y el que no roba es un gil.
¡Dale nomás, dale que va,
que allá en el horno te vamo a encontrar!
¡No pienses más, tirate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao!
Si es lo mismo el que labura
noche y día como un buey
que el que vive de los otros,
que el que mata o el que cura
o está fuera de la ley.

Enrique Santos Discépolo

domingo, 30 de noviembre de 2008

Lucia

Vuela esta canción para ti Lucia
la más bella historia de amor
que tuve y tendré
es una carta de amor

Que se lleva el viento pintado en mi voz
a ninguna parte a ningún buzón

No hay nada más bello que lo que nunca he tenido
nada más amado que lo que perdí
perdóname sí hoy busco en la arena
esa luna llena que arañaba el mar

Si alguna vez fui un ave de paso
lo olvide para anidar allá en tus brazos

Si alguna vez fui bello y fui bueno
fue enredado en tu cuello y en tus senos
si alguna vez fui sabio en amores
lo aprendí de tus labios cantores
si alguna vez ame si alguna día después
de amar amé fue por tu amor lucia

Lucia
Tus recuerdos son cada día más dulces
el olvido solo se llevo la mitad
y tu sombra aún se acuesta en mi cama
con la oscuridad entre mi almohada y mi soledad

No hay nada más bello que lo que nunca he tenido
nada más amado que lo que perdí
perdóname sí hoy busco en la arena
esa luna llena que arañaba el mar
si alguna vez ame si algún día después
de amar amé fue por tu amor lucia
Lucia
Joan Manuel Serrat ("Mediterraneo" 1971)

martes, 18 de noviembre de 2008

La Canción de Pinocho

Al viejo hospital de los Muñecos
Llegó el pobre Pinocho malherido,
Cuando un cruel espantapájaros bandido,
Lo sorprendió dormido y lo atacó.

Llegó con su nariz hecha pedazos,
Y una pierna entre partes astilladas;
Una lesión interna y delicada,
Que el medico de guardia no advirtió.

Al viejo cirujano llamaron con urgencia,
Y con su vieja ciencia todo lo remedió;
Y nos dijo a los otros muñecos internados,
Todo esto será en vano le falta el corazón.

Entonces vino el hada protectora,
Y viendo que Pinocho se moría;
Le puso un “Corazón” de fantasía,
Y Pinocho sonriendo despertó.
Y Pinocho sonriendo despertó
Tururun tuntún.

(Canción Popular Argentina)

viernes, 14 de noviembre de 2008

Cierro los ojos y estoy en medio del mar

Perdí varias cosas en Buenos Aires. Por el apuro o la mala suerte, nadie sabe adónde fueron a parar. Salí con un poco de ropa y un puñado de papeles.

No me quejo. Con tantas personas perdidas, llorar por las cosas sería como faltarle el respeto al dolor.

Vida gitana. Las cosas me acompañan y se van. Las tengo de noche, las pierdo de día. No estoy preso de las cosas; ellas no deciden nada.

Cuando me separé de Graciela dejé la casa de Montevideo intacta. Allí quedaron los caracoles cubanos y las espadas chinas, los tapices de Guatemala, los discos y los libros y todo lo demás. Llevarme algo hubiera sido una estafa. Todo eso era de ella, tiempo compartido, tiempo que agradezco; y me lancé al camino, hacia lo no sabido, limpio y sin carga.

La memoria guardará lo que valga la pena. La memoria sabe de mí más que yo; y ella no pierde lo que merece ser salvado.

Fiebre de mis adentros: las ciudades y la gente, desprendidos de la memoria, navegan hacia mí: tierra donde nací, hijos que hice, hombres y mujeres que me aumentaron el alma."

Eduardo Daleano

domingo, 26 de octubre de 2008

Te quiero

Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codos
omos mucho más que dos.

Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.

Y porque amor no es aurora,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.

Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Mario Benedetti